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domingo, 29 de julio de 2007

De la ira de Néstor Kirchner a la soberbia de Cristina: el verdadero cambio dentro del cambio

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Lic. Federico González – Director del Programa de Actualización en Psicología y Opinión Pública – Secretaría de Posgrado – Facultad de Psicología - UBA


Resumen
Desde que se anunció la candidatura de Cristina Kirchner acompañada por los eslóganes de campaña “El cambio recién empieza” y “La profundización del cambio”, mucho se ha debatido sobre la verdadera naturaleza del cambio presente en esas ideas.
Aquí se intentará argumentar que, entre otros análisis tan razonables como legítimos, una manera posible de dar significado a esos eslóganes es entender que los cambios a los que se alude refieren a estilos personales de encarar la acción política por parte de los miembros de la pareja presidencial, que conllevan implicancias profundas respecto a los resultados de las acciones de gobierno.
De manera más específica, se sostiene que la ira del Presidente Néstor Kirchner y la soberbia de la Senadora Cristina Fernández de Kirchner, podría terminar resultando los verdaderos cambios iniciados en 2003 y a profundizar a partir de 2007.


1. Sobre las flagrantes contradicciones detrás de las ideas de “el cambio que recién empieza” y “la profundización del cambio”, según el Profesor Mariano Grondona

En su incisivo análisis editorial publicado el 15 de julio en el diario La Nación, el Dr. Mariano Grondona desarrolla un pormenorizado análisis del verdadero significado implícito en los eslóganes de campaña “el cambio recién empieza” y “la profundización del cambio”.
Al inicio, el autor de ese trabajo se pregunta “¿cuál es el cambio que recién empieza”, para analizar la posibilidad de que podría tratarse de un eventual nuevo rumbo en la manera de encarar la conducción del país (aún cuando faltaría precisar el carácter específico del mismo). Sin embargo, acto seguido Mariano Grondona plantea que resulta lícito dudar de esa primer línea interpretativa en la medida en que la misma conduciría a una aparente contradicción, a saber: ¿si, efectivamente, el cambio recién empezara, entonces el Gobierno de Néstor Kirchner en lugar de implicar un cambio, habría sido entonces una continuidad con lo anterior?. La contradicción radicaría precisamente en el carácter más que evidente del cambio ejercido a partir de la llegada al poder en 2003 del Presidente Néstor Kirchner. En palabras del Dr. Grondona:
“(…) hay que reconocer que el advenimiento de Néstor Kirchner, para bien o para mal, trajo consigo un drástico cambio. ¿Cómo compatibilizar entonces su impulso original de producir un cambio a partir de 2003 con el eslogan inicial de su esposa?

Interpretando que el mismo Presidente Kirchner podría tal vez haber advertido la contradicción, Grondona procede a analizar la segunda versión oficialista que relaciona a Cristina Kirchner con el cambio, esto es: la idea de “la profundización del cambio”. Con singular agudeza, el autor señala que, en este caso, se produciría una nueva contradicción pero ahora entre las dos ideas que subyacen a sendas versiones del cambio. En efecto, “si el cambio recién empieza” -razona Grondona- ¿cómo sería posible profundizarlo?. En síntesis, la imposibilidad lógica de compatibilizar las dos ideas, permite a al Profesor Grondona concluir que ambas versiones del cambio representan conceptos mutuamente excluyentes.



2. El verdadero cambio dentro: una versión alternativa

Ciertamente la realidad admite una multiplicidad de interpretaciones. Lo que aquí se enunciará sólo aspira a aportar un pequeño matiz en el análisis del posible significado oculto detrás de las afirmaciones oficialistas sobre el cambio que se vienen tratando. En rigor, más que intentar desentrañar qué es lo que realmente pretenden significar a través de aquellos eslóganes quienes efectivamente los enuncian (Vg. El Presidente Néstor Kirchner y los voceros del oficialismo), aquí se trata de develar qué podrían significar realmente, más allá de las intenciones propagandísticas de sus mentores.
Por supuesto, de ninguna manera se trata de agotar otras interpretaciones igualmente legítimas, sean convergentes o antagónicas.
Enunciare entonces sucintamente la idea que, desde esta perspectiva, podría significar ese singular y enigmático cambio dentro del cambio:
Si la ira fue una de las características definitorias del estilo con que el Presidente Néstor Kirchner encaró gran parte de sus actos de gobierno, lo que podría caracterizar al estilo de Cristina Kirchner es la soberbia.
Sin duda, se podría objetar que una cosa es la gestión política y otra, muy distinta, el temperamento quienes hacen política. De tal modo, ¿a quién debería realmente importarle si un presidente probo y eficiente tiene mal carácter o es antipático?
Sin embargo, convengamos que si bien no todo defecto o limitación del carácter tiene implicancias en el accionar político, muchos de tales defectos evidentemente sí tienen tales implicancias. Aquí argumentaremos que, efectivamente, tanto la ira como la soberbia presentan una clara incidencia en el modo concreto de hacer política.
Antes de proceder a aclarar el sentido de la anterior afirmación, cabe dejar constancia acerca de que las adjetivaciones de ira y soberbia aplicadas al Presidente Néstor Kirchner y a su esposa Cristina no resultan una originalidad del autor de estás líneas, sino que resultan de una vasta cantidad de estudios de opinión pública (encuestas de imagen, focus groups, etc.) y, además, aparecen cristalizadas en una gran variedad de referencias y análisis en la prensa oral y escrita.
Como muestra de esto último basta citar los resultados obtenidos al encarar una búsqueda en Google que incluya primero, las palabras claves “Néstor Kirchner “la ira” y, luego, “Cristina Kirchner soberbia”. Dichos resultados se transcriben y comentan en las secciones 5, 6 y 7 del presente trabajo.


3. Sobre la ira

Exentos de ánimo de una profundidad filosófica mayor, podemos leer en la humilde Wikipedia una definición que nos sorprende tanto por su simplicidad como por su adecuación al caso que se viene analizando. En efecto allí se dice que: “la ira puede ser descrita como un sentimiento, no ordenado ni controlado, de odio y enojo.” Más adelante se agrega: “Estos sentimientos se pueden manifestar como una negación vehemente de la verdad, como impaciencia ante los procedimientos de la ley, como deseo de venganza fuera del trabajo del sistema judicial (llevando a hacer justicia por sus propias manos), y como fanatismo en las creencias políticas. Curiosamente, la referencia finaliza invocando que “Dante describe a la ira como ‘amor por la justicia pervertido a venganza y resentimiento’”
En otra fuente, hallamos una reflexión interesante de Fernando Savater, quien con particular sutileza hace notar que la ira es el único de los pecados humanos que le es permitido al mismísimo Dios.


4. Sobre la soberbia

Siguiendo en la misma prescindencia del rigor filosófico en aras de una mayor simplicidad, en la citada Wikipedia podemos encontrar las siguientes precisiones sobre el pecado /sentimiento de la soberbia:
“La soberbia es considerado el original y más serio de los Siete Pecados Capitales, y de hecho, es también la principal fuente de la que derivan los otros. Es identificado como un deseo por ser más importante o atractivo que los demás, fallando en halagar a los otros a pesar de que lo merezcan y mostrando un amor excesivo por uno mismo. La definición de Dante es ‘amor por uno mismo pervertido al odio y desprecio por el vecino de uno.’La vanidad y el Narcisismo son grandes ejemplos de este pecado.”

5. La ira de Néstor Kirchner 1: La ira impostada de Néstor Kirchner, según un análisis de Miguel Chazarreta

La primera referencia que encontramos en nuestra búqueda aleatoria no tiene desperdicio. El artículo se titula “Bron K” y ha sido escrito por Miguel Chazarreta (el original puede verse http://santacruz.ucr.org.ar/mostrar_opinion.php?id=4 ) Aunque, en rigor, el autor trata más del fenómeno de una ira impostada, antes que una de carácter real, por parte del Presidente, los análisis allí desarrollados resultan tan exhaustivos y elocuentes que obligan a una trascripción casi total de su contenido. A continuación se consigna los fragmentos centrales (las negritas son propias de esta nota)

• “Kirchner, en sus presentaciones públicas, es y ha sido siempre esto: la explicitación sobreactuada de una falsa furia tendiente a encubrir innumerables rasgos siniestros de su acción política, de la misma manera que el marido culposo por un desliz marital actúa una falsa ira para esquivar las posibles y justas represalias de su esposa por su incorrecto accionar”.
• “Un paradigma patético de esta impronta es la ira desatada por KIRCHNER en todas las tribunas contra el Fondo Monetario Internacional. ¿Qué escondía KIRCHNER detrás de esta falsa furia? Muy simple: el hecho que su Gobierno distinguió al Fondo Monetario Internacional como acreedor privilegiado de la República Argentina y le pagó TODA LA DEUDA, todo el capital y hasta el último centavo de los intereses, mientras a los acreedores privados le causó una quita del 75%. La furia en los dichos para esconder los hechos es un arte de disimular. El eufemismo de KIRCHNER para “aparentar” una conflagración sangrienta con el Fondo Monetario Internacional fue el escenario político montado para que el organismo de crédito se quedara con gran parte del ahorro argentino sin que el gobierno debiera pagar costos electorales”.”
• ”Fue el montaje de una obra teatral perfecta: El Gobierno paga como es su obligación, el FMI cobra como es su ilusión, KIRCHNER se presenta como un luchador ante su pueblo, se muestra como un Presidente predecible y eficiente ante los organismos multilaterales de crédito y se exhibe como un amigo del Gobierno de los Estados Unidos. Todo esto se escondía y aún hoy se esconde cada vez que KIRCHNER, en una caracterización digna del premio MARTÍN FIERRO al mejor actor protagónico, desata sus bravuconadas contra el Fondo Monetario Internacional.”
• “La bronca de KIRCHNER siempre ha sido una impostura. Lo ha sido en Santa Cruz durante 10 años ante los santacruceños y lo es hoy, mejorada, en la Argentina y ante los argentinos. KIRCHNER se presenta siempre furioso, blandiendo epítetos descalificantes contra “aquellosh que dishen” (Un clásico en la verborragia Presidencial), aunque “aquellosh” no existan o nadie haya dicho nada. La cuestión es hostilizar, es guerrear, es despreciar aunque sea a fantasmas para aparecer ante la sociedad invariablemente enfurecido.”
• ”La irritación de KIRCHNER se explaya con toda su fiereza cuando alguien pretende cuestionar sus actos de gobierno, especialmente si lo que se pone en tela de juicio es su honestidad y la transparencia en el manejo de la cosa pública. Allí se desquicia y como el marido miedoso que sabe que la mejor defensa es un buen ataque, lanza furibundas ofensivas contra sus maldicientes a los que descalifica con tirria brutal, manipulando para ello todo el poder de propagación del que dispone y convengamos que no es poco. Detrás de la furia presidencial se esconden los oscuros manejos de más de 1200 millones de dólares que se esfumaron para siempre de Santa Cruz cuando KIRCHNER la gobernaba; se enfurece cuando alguien quiere saber, cuando se piden informes. Detrás del berrinche Presidencial se oculta el manejo digitado y dirigido de 8 MIL MILLONES DE DÓLARES para la obra pública y la administración furtiva de cientos de millones de los Fondos Fiduciarios, figura financiera venerada por KIRCHNER para evitar los molestos controles presupuestarios. Detrás de esas irritaciones se esconde todo eso y mucho más, pero esclarecimientos, ninguno.”
• ”La furia de KIRCHNER es una impostura por esto, es cierto, pero existen otros motivos complementarios que robustecen la experiencia de la ira presidencial y, créanme, que ninguna es genuina”.
• “A UNA SOCIEDAD ENOJADA UN PRESIDENTE FURIOSO
El primero se encuentra enraizado en una sociedad que pocos motivos tiene para sonreír. Y es allí que la astucia de un gobierno que tiene la habilidad para convertir a su Presidente en un auténtico procurador de la bronca social.
• “La furia de KIRCHNER se transforma, de este modo, en un especulativo instrumento delineante de un carácter combativo para armonizarlo con el estado de ánimo de una sociedad varias veces defraudada.”
• “FURIA SUSTITUTA DE LA SONRISA MALIGNA:
”Otro de los aspectos que hacen a la sustanciación de la bronca es relativo a la imagen. La sonrisa de KIRCHNER es una mueca terrible, casi un gesto malicioso. KIRCHNER es feo como un dolor de muelas, es cierto, pero es grotesco cuando pretende exhibirse jovial y divertido. Y si sus chanzas de pésimo gusto devuelven esforzadas y falsas sonrisas en su auditorio no es por la gracia que le falta, sino el poder que le sobra. Es por ello que sus resignados asesores, por falta de opciones, le recomiendan la construcción de un perfil distinto al clásico político mordaz y sonriente: la representación del guerrero batallador y feroz. También por esto la fiereza crónica evidenciada por KIRCHNER no deja de ser una mascarada, una cuestión de simple imagen que inevitablemente hace a un conveniente y tradicional “marketing” político”.
• “FURIA SUSTITUTA DEL TALENTO
”Otro de los fachadas de la tirria presidencial tiene que ver con la insolvencia intelectual. KIRCHNER nunca pudo elaborar un discurso edificante desde donde promueva una propuesta o un programa serio de gobierno. Esto no le sale ahora como no le salió nunca. Por eso y porque se siente como pez en el agua, prefiere la verborragia contestataria para gruñir (eso si le sale) a su antojo, despotricar contra “aquellosh que dishen” con la misma solvencia intelectual de un barra brava de Chacarita.”
• “La impostura irritante predispone siempre a la humillación, la ofensa o el agravio y nunca induce a aspectos virtuosos del acontecer político, que los hay.”
• “Estas son los cuatro pilares sobre los que se funda la furia presidencial. Los argentinos somos habitualmente sometidos a terribles bravuconadas de un KIRCHNER camorrero, iracundo y desencajado que uno tras de otro elige a las personas, a los sectores o a los países a quien vapulear desde el pedestal, la tribuna o desde cualquier espacio en el que tenga rigurosamente asegurado su monólogo interrumpido solo para aplaudir sus escarnios y para reír a carcajadas con sus bromas espantosas.”
• Por eso la construcción de consensos en la estrategia de la furia es inadmisible. Los acuerdos no dejan espacio a las camorras. En la lógica de la furia arreglada siempre es más conveniente confrontar que convenir y ésta es la impronta camorrera que KIRCHNER le ha impuesto a su gestión. Así los caminos se encuentren allanados para la concreción de un acuerdo, KIRCHNER preferirá, siempre, confrontar, aunque confrontar no haga falta.”
• “Un día despotrica contra la Iglesia porque en su acción pastoral la curia, en un acto de irreverencia inadmisible, se atreve a señalar su preocupación por la pobreza, la corrupción gubernamental y las inclinaciones hegemónicas del Gobierno de KIRCHNER. Otro día lanza sus reprimendas verbales a enclenques militares argentinos que se atreven a exteriorizar un impertinente dolor por sus devaluados muertos, caídos a manos de la prestigiosa subversión setentista. Otro día la ira presidencial de desata contra el sector agropecuario porque los despiadados productores argentinos no regalan sus productos en el Mercado de Liniers para que baje el precio de la carne y poder de esta manera contener y dibujar a su antojo los índices inflacionarios. Otro día la furia se dirige a la oposición, justamente por eso. Otros días la furia fluye o a Uruguay, o a España, o a Brasil, o a Chile, o a Francia o a cualquier país del mundo que pretenda defender sus intereses o exigir al gobierno argentino que cumpla sus compromisos”.
• “Es la bronca especulativa fundada en las necesidades expuestas y respondiendo, además, al libro de cabecera de Néstor KIRCHNER: “El Príncipe” de Nicolás MAQUIAVELO, que en uno de sus párrafos sentencia:
- “Incontestablemente los príncipes son poderosos, cuando superan las dificultades y las resistencias que se les oponen.
Ahora bien: la fortuna… le suscita enemigos, y le inclina a varias empresas contra ellos, a fin de hacerle triunfar, y con la escala que ellos mismos le traen, conseguir más poder. Por esto, piensan muchos que un príncipe sabio debe, siempre que le sea posible, procurarse con arte algún enemigo, para que, atacándole y reprimiéndole, provoque un aumento de su propio poder…”

• “LA FURIA SETENTISTA: Estas son las razones por las que día a día se corre el velo de la historia para buscar en el pasado el odio, el resentimiento, la sangre y la venganza. Este es el hálito intelectual que oxigena y moviliza la gestión de gobierno, empecinado en escudriñar y remover, como en la caja de Pandora, el odio setentista para encontrar en sus sepulcros, en sus ruinas los fundamentos y la esencia de un mensaje que sale como sale porque así conviene que salga”.
• Porque, entendamos una cosa: KIRCHNER ni siquiera es genuino para odiar. No podría odiar nunca a MENEM, ni a CAVALLO a los cuales acompañó en todas sus políticas noventistas a cambio de 680 millones de dólares que el riojano le otorgara por el favor del acompañamiento en la privatización de las empresas del Estado. No podría despreciar jamás a DUHALDE ni a LAVAGNA, ni a SCIOLI gracias a quienes hoy ostenta el cargo de Presidente de la Nación
En estos casos, como en muchos, el gobierno administra el resentimiento social de modo que KIRCHNER no odie porque lo siente, sino porque le conviene”.
• ”Pero esto no es lo grave. Lo grave es que la ira desatada por el Presidente es una especie de siembra cotidiana o una nube contaminante que ha empezado a dar frutos atroces. La furia setentista sale de su féretro tras 30 años de letargo y comienza a invadir todas las áreas del quehacer nacional. Hoy la sociedad está cruzada por actitudes de intolerancias incomprensibles que sabemos como y en donde empiezan pero nunca sabremos en qué pueden terminar. Y es que de este odio la Historia Argentina solamente nos muestra testimonios sangrantes”


6. La ira de Néstor Kirchner 2: El iracundo estilo presidencial , según Santiago Gallichio
Otro elocuente y vasto catálogo de referencias sobre la ira del Presidente Néstor Kirchner puede encontrarse en la editorial de Santiago Gallichio titulada “El iracundo estilo presidencial”, aparecida en la Edición del 3 de enero de 2007 de la Revista Fortuna (puede consultarse en el siguiente link http://www.fortuna.uolsinectis.com.ar/edicion_0187/secciones/editoriales.htm )
Aquí se transcriben las referencias más salientes:
Las iras del Presidente Kirchner en el inculpamiento de los empresarios del sector supermercadista, a quienes acusaba de ser responsables de la crisis inflacionaria:
• “Las iras descontroladas del presidente de la Nación, Néstor Kirchner, en contra de los empresarios no pueden llamar la atención de ningún observador imparcial”.

Sobre el carácter real y no estratégico de la manifiesta ira del Presidente:
• “Muchos insisten una y otra vez con el argumento de que las reacciones de Kirchner son sólo pour la galérie, ante eventos electoralistas, pasados los cuales dejarían la escena para mostrar al verdadero Kirchner: el Kirchner capitalista, que llevó sus ahorros a Suiza, que es un aliado de la burguesía nacional productiva y que, junto con su coqueta esposa, gusta más de la Quinta Avenida de Nueva York que de ningún otro lugar en el mundo. Pues bien, una y otra vez los acontecimientos pasan y la ira persiste.”
• “Primero, argumentaron que sólo se trataba de una estrategia para acumular poder ante el magro 22% que lo depositó en el sillón de Rivadavia, el 25 de mayo de 2003. Cuando se consiguiera un acuerdo con el FMI que le asegurara una mínima supervivencia la cosa cambiaría. Sin embargo, en agosto de 2003 se firmó el acuerdo y la virulencia continuó en avance”.
• “Luego, se adujo que el peso de la deuda externa era tan inmenso que sus recurrentes enojos eran actuaciones para ganar mayor poder de negociación. En febrero de 2005 se cerró la negociación con el FMI, con un 75% de adhesión, lo cual fue considerado como todo un éxito presidencial. Sin embargo, tras unos pocos días de buen humor, la ira siguió bien alimentada y con similares frecuencias de aparición.
• Allí se lanzó el plebiscito para octubre, el que justificó la creación de nuevos enemigos a muerte a quienes cuerear en público. "El Presidente necesita convalidar en las urnas su verdadero apoyo popular y hasta que no lo logre no puede bajar los brazos", aducían los observadores más esperanzados. Las elecciones de octubre de 2005 fueron ganadas por el Presidente sin discusión. Pero, tras unos días de descanso y buen humor, la ira volvió a su lugar para atacar; ahora, a los responsables de la antipopular inflación.”
• “En estos días, los últimos ingenuos parecieran estar cayendo en cuenta de la realidad: el Presidente no simula su ira, sino que la padece y la expresa”. (en referencia a las crecientes señales inflacionarias y a la impotencia oficialista para afrontar realmente el problema)

Sobre el aumento potencial de la ira del Presidente en función de la complicación de los problemas del país y sus nefastas consecuencias respecto a la búsqueda de soluciones:
• “Una pregunta que no necesita un psicólogo para ser contestada con ciertas probabilidades de acierto: ¿cómo será de grande la ira presidencial cuando el escenario internacional se complique y se acabe un contexto favorable nunca antes visto como el que le tocó en suerte durante su corta presidencia? El predominio de la iracundia es el peor ambiente para encontrar soluciones difíciles a problemas complejos.”


7. La soberbia de Cristina Kirchner

En este apartado transcribiré las referencias a la soberbia de Cristina Kirchner:

• Huevazos contra Cristina Kirchner en Catamarca
“La esposa del candidato oficialista fue recibida con un escrache en la provincia de Barrionuevo. Las entidad sindical 62 Organizaciones emitió un comunicado en la que la califican de "soberbia" y "pseudo peronista".
http://www.terra.com.ar/canales/politica/67/67460.html

• La mesa “Cristina Presidente”
“Qué suerte que Alberto Fernández la hace la campaña, a lo mejor no gana. A lo mejor tenemos suerte y no gana . Cristina Kirchner es autoritaria y soberbia.
http://64.233.169.104/search?q=cache:JjrsNNTJo3MJ:www.lapoliticaonline.com.ar/index.php%3Fpagetype%3Ddetail%26newid%3D4241%26seccion%3D8+cristina+kirchner+soberbia&hl=es&ct=clnk&cd=8&gl=ar
• La cuatro razones por las cuales Cristina Kirchner genera tanto rechazo (según Abolosojos. Ver referencia en http://www.lanacion.com.ar/varios/criticaListar.asp?nota_id=928525 )
“Pasaré a enumerarte las razones por las cuales la Dra Cristina K genera tanto rechazo. 1.- Su hiperbólica soberbia que, al decir de los sabios, es fruto de la ignorancia. ¿Qué es una persona soberbia? Un necio, un ignorante, un huero. 2.- Su vacuidad interior que, al decir de los sabios, la lleva a priorizar el parecer al Ser. De allí su rostro siliconado, sus joyas, sus perfumes, sus gestos de diva autosatisfecha ¿Miren, miren, cuán bella soy? 3.- Su hipocresía que, al decir de los sabios, la lleva a ser falaz, simulando no conocer los mega actos de corrupción desde que su marido era intendente de la ciudad de Río Gallegos. 4.- Su autoritarismo, su pensamiento único, su intolerancia, su negación del Otro (fruto de su ignorancia), que, al decir de los sabios, la lleva a la autodestrucción y consecuentemente, al ser política y eventual funcionaria, a la destrucción de la paz social, al enfrentamiento entre nosotros, a la división del pueblo argentino en categorías perimidas (gorilas/peronistas burgueses/proletarios, etc)”.
• La soberbia mesiánica de Cristina Kirchner (según Tease. Ver referencia en http://www.lanacion.com.ar/varios/criticaListar.asp?nota_id=928525 )

“Cristina K da lastima...Habla con tanta SOBERBIA, que se cree JESUS. Miren con detalle lo que dijo: "Capitalistas del mundo HACEOS cargo"..."Ahora compañeros los invito a que compartamos el pan y sigamos intercambiando reflexiones".
“....Cristina K es soberbia, lo cual es condenable, pero mucho peor es ser soberbio sin razón...”
“ Cristina K es una persona soberbia y arrogante. Aún cuando pretende mostrarse clama y pacífica se adivina la ira contenida, una personalidad volcánica a punto de estallar”

8. La ira de Néstor y la soberbia de Cristina: una síntesis

Pues bien, ¿qué queda entonces luego de la pequeña búsqueda? (por cierto realizada sin que se nos demande demasiado esfuerzo)
Evidentemente los “pecados” de ira y de soberbia de la pareja presidencial (y, al mismo tiempo, presidenciable!) resultan tan salientes que una vez advertidos resulta difícil ignorarlos. Si a modo de síntesis hubiera que enumerar las implicancias políticas de los rasgos de carácter que se vienen analizando, cabría destacar:

• Creerse el dueño único de la verdad.
• Desconocer la existencia del otro, con la consiguiente implicancia de cerrarse a entablar cualquier tipo de diálogo con la oposición y ver enemigos en todos lados, sean los medios, las empresas, las corporaciones o simplemente, ‘aquellos’ (los innombrables, “los fantasmas que viene del pasado.)
• Negar la existencia de cualquier tipo de realidad adversa
• Creerse el garante único y exclusivo de la institucionalidad, incluso pretendiendo que hasta resulta legítimo violarla para garantizarla.
• Alimentar el peligroso sueño de la hegemonía.
• Alimentar el peligroso sueño del mesianismo.
• Exacerbar una visión maniquea del mundo y de la política, donde existen héroes y villanos, hijos y entenados, los unos (ellos) y los otros (aquellos)
• Desde esa lógica paranoica y maniquea de la realidad, creer que la ira es una estrategia legítima para dar un “justo escarmiento a los infieles y sacrílegos que osan cuestionar el dogma de los que se autoproclaman como defensores irremplazables de toda forma posible de bien político e institucional.”
• La pertinaz tendencia a confundir justicia con venganza y revanchismo. Al respecto, resulta ejemplificadora la observación que oportunamente formulara Elisa Carrió a propósito del episodio en que el presidente Kirchner le ordenara al General Bendini retirar los cuadros de Videla y Bignone en aquel famoso acto del Colegio Militar; cuando decía: la justicia debe ser austera, nunca jactanciosa, pendenciera ni demagógica”

9. El bifronte o el camaleón

En su interesante columna de opinión del diario Perfil, recientemente publicada, (http://www.diarioperfil.com.ar/edimp/0187/articulo.php?art=2065&ed=0187 ) el periodista Jorge Fontevecchia nos remite al mito de Jano, el dios bifronte de la mitología romana, para alegorizar, e intentar despejar, el extraño intríngulis de la continuidad del cambio propiciada por los eslóganes de campaña antes señalados.
Para concluir este trabajo se propone una ligera variación sobre la alegoría de Fontevecchia. Conforme a esto, el verdadero bifronte no estaría representado por la continuidad en el cambio (o el cambio dentro de la continuidad) que el oficialismo propone, sino porque el matrimonio de Néstor y Cristina Kirchner (quién a la postre parece ser la verdadera entidad que nos gobierna) es, en sentido estricto, el bifronte.
Desde tal perspectiva, resulta difícil separar entre la ira de Néstor y la soberbia de Cristina porque (y no hace falta ser demasiado perspicaz para descubrirlo), detrás de la ira del Presidente anida una alta cuota de soberbia, en la misma medida en que -como también se dijo- la ira de Cristina parece una emoción contenida siempre a punto de estallar (cuando no estalla) mientras permanece agazapada bajo la máscara de la soberbia.
De tal modo, si el anterior análisis contuviera alguna apreciable fracción de acierto, tal vez la metáfora mitológica del dios Jano, transmutando su rostro a lo largo del tiempo en la continuidad o el cambio, en Néstor o en Cristina, deba ceder lugar a otra analogía mucha más pedestre pero no menos acertada: la del camaleón.
Entonces, arribaríamos a la dramática conclusión de que el verdadero dilema entre la continuidad y el cambio, no es más que una expresión abstracta para referirse a esa incesante oscilación entre la ira y la soberbia, de un gobierno que -quizás como ningún otro- supo resolver en la realidad política el viejo arcano filosófico de la pluralidad dentro de la unidad.
Ojalá que, para bien de todos los argentinos, detrás de ese temible bifronte también se escondan virtudes que desde nuestra burbuja de simples ciudadanos aún no atinemos a adivinar. Nunca más justo sería entonces el deseo de que el análisis del presente trabajo estuviera profundamente equivocado.













Soy Federico González

lunes, 9 de julio de 2007

El extraño caso del pingüino y la pingüina. O de cómo un deseo personal podría resultar la causa oculta de una decisión política de alto riesgo.

Lic. Federico González – Director del Programa de Actualización en Psicología y Opinión Pública – Secretaría de Posgrado – Facultad de Psicología - UBA

Resumen

El trabajo intenta demostrar que, contrariamente a lo enunciado desde el análisis político convencional, la verdadera razón determinante de la candidatura presidencial de Cristina Kirchner radica en su firme deseo de ser Presidente. En cambio, las razones de conveniencia política sustentadas por las teorías inspiradas en el análisis político, resultarían apenas sucedáneos racionalizados tendientes a esconder la verdadera causa. El trabajo se inspira en la idea de que la obviedad más escurridiza es aquella que a pesar de estar frente a nuestros ojos no podemos terminar de ver.



1. El problema básico a explicar y los dos modos básicos de hacerlo



Finalmente la decisión fue tomada. Después de varios meses de jugar a las intrigas el misterio se develó: Cristina Kirchner será candidata a Presidente.
Una de las aristas singulares del caso es que la decisión haya sido tomada en el momento de mayor riesgo para el oficialismo, es decir, luego de las derrotas de Capital y Tierra del Fuego, en plena crisis energética y cuando el flagelo de la inflación continúa amenazando.
Más allá de las reservas que puedan haber alrededor de las encuestas, lo cierto es que la mayoría de las encuestadores coincide en que Cristina Kirchner tendría una intención de voto 10 puntos menor a la del Presidente y, con un volumen tal que dejaría las posibilidades oficialistas en una zona de riesgo real (en efecto, la intención para Cristina Kirchner estaría orillando los 40 puntos, pero entre un intervalo comprendido entre los 37 y los 43). De modo que, conforme a los datos derivados de encuestas, la decisión de lanzar la candidatura de Cristina Kirchner en lugar de la de Néstor, equivaldría, ni más ni menos, a cambiar una opción -prima faccie- claramente ganadora por otra de resultado incierto.
Una regla sencilla de racionalidad expresa que ante riesgos extraordinarios deben lanzarse fuerzas seguras. ¿Por qué oponer entonces la fuerza más débil cuando se podría oponer la de mayor intensidad?
Al respecto, desde que la versión sobre el pingüino o la pingüina comenzara a circular hace unos meses, los analistas políticos han venido ensayado teorías diversas para explicar qué razones podrían ocultarse tras ese dilema.
Aquí se propondrá una teoría alternativa, menos basada en la política y más en la psicología (o, si se quiere, casi en el sentido común)
Por cierto la teoría que se bosquejará parecerá más especulativa que aquellas inspiradas en análisis políticos; no obstante, todas presentan algo en común: ninguna parece poder ser corroborada cabalmente por los hechos.
Según la epistemología, además de juzgar la verosimilitud de una teoría por su adecuación incontrovertible a hechos ciertos, también vale su coherencia interna así como el potencial de explicar una vastedad de hechos. En tal sentido, aquí se asume que lo que se expondrá es completamente inverificable per se, en la medida en que se invocan causas personales y hasta secretas; sin embargo, a pesar de todo, se sostiene que la presente explicación arroja mayor comprensión sobre el tema que nos ocupa que cualquiera de las teorías plenamente circunscriptas a análisis políticos.


2. Dos cosmovisiones en la explicación de los hechos políticos

Comprender por qué ocurren las cosas es una de las grandes pasiones humanas. Queremos saber los por qué tanto del mundo natural como del mundo social. Cuando intentamos explicar los acontecimientos del universo político podemos elegir diferentes marcos interpretativos.
El modo más propio y naturalizado de analizar lo político es hacerlo dentro del marco de las ciencia políticas. Pero en la medida en que los hechos políticos resultan de las conductas y pasiones humanas (en virtud de que la política es un invento de los hombres realizado por hombre reales) podríamos también incurrir en la tentación de apelar a la psicología como un medio legítimo alternativo para comprender los hechos políticos.
Sin embargo, el científico y el analista político nos previenen contra el peligro de caer en los vicios del psicologismo, si es nos dejamos arrastrar por aquella tentación. Si lo que se quiere decir es que, por ejemplo, intentar comprender el fenómeno político-ideológico del Che Guevara a partir de la visión de mundo estrecho de una persona asmática, probablemente estaríamos desnaturalizando tanto la dimensión realmente política de su controversial figura como el contexto en el que le tocó actuar. En tal sentido, resulta fácil acordar con las reservas de la ciencia política en contra de la ingerencia de la psicología.
No obstante, también es cierto que muchos fenómenos políticos trascendentes nunca se terminan de comprender sin invocar la psicología de los actores políticos involucrados.
Así, y por citar sólo dos ejemplos paradigmáticos, no se termina de entender la Alemania nazi ni el holocausto sin reconocer la personalidad paranoica de un Hitler, del mismo modo en que no se comprende la resistencia pacífica de la India, fuera del marco del espíritu de un Gandhi.
En síntesis, a veces en la comprensión de los fenómenos políticos cuenta considerar la psicología que mueve a los actores involucrados. En tal sentido, emprender la tarea de análisis psicológico puede complementar y, a veces, hasta cuestionar una explicación en términos puramente políticos.
De eso trata lo que sigue del presente trabajo.

3. Una sutileza que amplía la verdadera dimensión del problema

Quien escribe estas líneas confiesa haber llegado tarde a tratar este asunto.
En verdad, como estructura narrativa, el referido tema del pingüino y la pingüina resultaba mucho más interesante antes de su sorpresiva resolución.
Entonces, era realmente un dilema que invitaba a tejer especulaciones en pos de una solución y que multiplicaba los interrogantes: ¿pingüino o pinguina?, ¿por qué no lo deciden?, ¿qué estarán tramando?, ¿estarán esperando que pase algo para decidirlo?, ¿ya lo sabrán pero no lo anuncian, o simplemente, todavía ni ellos lo saben?, ¿lo saben, pero especulan que es mejor esperar un tiempo más propicio para decirlo, o, simplemente, les tomaron cierto gusto a eso de jugar al misterio?
En cambio, ahora, ante el hecho consumado de la decisión públicamente anunciada, centrarse en la razón por la cuál finalmente fue Cristina puede escamotear la importancia de otros importantes aspectos constitutivos del asunto: ¿por qué tardaron tanto en decidirlo y/o anunciarlo?, ¿por qué decidieron anunciaron justo ahora, cuando hace poco decían que lo dejarían para más adelante?
Aquí se parte de la idea de que tanto la decisión final adoptada, como el tiempo transcurrido desde que -oficialmente- comenzaron a circular las versiones, como el momento de hacer pública la decisión constituyen diferentes aristas de un mismo y único problema.
La teoría que se aquí se expondrá intenta dar cuenta simultánea de ese conjunto de hechos. Y este, en mi opinión, es su principal mérito, si es que le cabe alguno.

3. Las teorías oficiales basadas en el ámbito político

En este apartado se referirán cuatro teorías inspiradas en el análisis político que intentan dar cuenta del dilema del pingüino o la pingüina que se viene tratando:

1. La teoría de la alternancia en el poder como táctica de la estrategia de Néstor Kirchner para perpetuarse en el mismo
Esta teoría fue primigeniamente formulada de modo contemporáneo a los primeros trascendidos oficiales firmes sobre el tema, acaecidos en el 2006.
Según su enunciado básico, el fondo propositito que alimentó el dilema del pingüino o la pingüino, y su posterior resolución, radicaría en la voluntad del Presidente Néstor Kirchner de conservar el poder el mayor tiempo posible. Ante tal objetivo, la alternancia con su esposa resultaría funcional por varias razones:
• Si hubiera ido como candidato, corría el riesgo de debilitarse en un segundo mandato, primero, por la erosión del poder casi inherente a los segundos períodos consecutivos y, luego, porque al quedarle vedada la posibilidad de reelección para un tercer período, durante los últimos dos años padecería el síndrome del pato rengo , es decir la vulnerabilidad propia de quienes ya no puede ser reelectos.
• Adicionalmente, se apunta un beneficio secundario que aumentaría la funcionalidad de la maniobra: mientras su esposa asume la alta responsabilidad del ejecutivo, Néstor Kirchner se dedicaría a organizar el partido o (lo que es lo mismo) a “disciplinar a la tropa de los rebeldes muchachos”, con miras a ampliar la base de sustentación del proyecto político de cara al 2011 y al 2015.
• La principal objeción a la verosimilitud de esta conjetura es simple: si la clave del proyecto Cristina obedeciera realmente al objetivo final de que Néstor Kirchner permanezca la mayor cantidad de tiempo en el poder, ¿por qué no intentaría éste ahora mismo el tránsito casi seguro a la reelección y en todo caso, sí reservar la variante de Cristina para afrontar todas las debilidades inherentes a un segundo mandato. En otros términos, por qué sacrificaría Néstor Kirchner “un pájaro en mano por uno volando”. Desde otra perspectiva, el conjunto de la explicación esconde una especie de fondo paradojal: la funcionalidad en el largo plazo a la que apuntaría toda la maniobra supone, a modo de “talón de Aquiles”, aumentar la vulnerabilidad en el corto plazo (i.e. las elecciones de octubre) con lo cual se caen conjuntamente tanto la meta en el corto, como el fin último en el largo plazo. En síntesis, se trataría de una paradoja expresable bajo la figura del oxímoron funcionalidad antifuncional.

2. La teoría del retiro con gloria en 2007 para emprender un retorno triunfador en 2011
En esencia esta teoría representa apenas una ligera variante de la anterior. Así, la causa final vuelve a centrarse en el deseo de Néstor Kirchner de mantenerse en el poder la mayor cantidad de tiempo posible. Sólo que ahora, el movimiento táctico de Cristina se explica de un modo alternativo, a saber:
Si Néstor Kirchner fuera a un segundo mandato, el desgaste del kirchnerismo derivado de ese segundo período, podría comprometer la posible variante de Cristina como salvoconducto para retornar en 2011. Por el contrario, si el Presidente da ahora un paso al costado se retiraría con toda la gloria, es decir con una imagen positiva muy alta y como un ejemplo de alguien con suficiente generosidad política como para poder renunciar en aras de una opción superadora para el país. Luego, si Cristina realiza una gestión aceptable, Néstor puede volver con tranquilidad en 2011; pero, también, podría volver en 2011 aún cuando Cristina tuviera una gestión mediocre, en la medida en que la ciudadanía añoraría los tiempos de bonanza de Néstor Kirchner y, por consiguiente, decidiría en consecuencia.
En primera instancia, esta explicación parece más razonable que la anterior en la medida en que parece invocar una estrategia mucho más completa y refinada. No obstante, adolece de las mismas reserva ya señalas, es decir: ¿por qué sacrificaría Néstor Kirchner una posibilidad cierta en el presente en aras de una posibilidad incierta en el futuro?
Además, este marco explicativo adolece de un punto débil en el núcleo mismo de lo que se supone que aporta en relación al anterior: ¿por qué el Presidente pensaría tan acríticamente que si el segundo mandato de Cristina resulta insatisfactorio, la gente lo reclamaría a él como una especie de salvador; cuando sería igualmente lógico suponer que si, efectivamente, a Cristina no le fuera bien, probablemente la gente termine no queriendo saber más nada con ningún Kirchner y menos con Néstor, a quien se le imputaría haber sido el artífice de ese eventual fracaso, al colocar irresponsablemente a su esposa donde no debió hacerlo.

3. La teoría de la profundización del cambio
Este marco explicativo corresponde, en rigor, a lo que podría denominarse la teoría oficial develada. Más precisamente, es lo que Néstor Kirchner y su gobierno enuncian públicamente cuando, finalmente, se devela la incógnita y se anuncia la candidatura de Crsitina Kirchner. Además, parece constituir uno de los ejes centrales de la que será la campaña.
En esencia, el argumento sostiene que la variante de Cristina representa una evolución superadora de lo que ya ha venido haciéndose. Como pieza retórica raya en la exquisitez: un Presidente con un poder de generosidad tan alto que se supera a si mismo eligiendo lo que es parecido, pero a la vez distinto. Sin embargo, despojada de sus elementos persuasivos, toda esta argumentación vuelve nuevamente a resultar apenas una variante de las anteriores. Como teoría explicativa sobre el por qué de la decisión adolece de idénticas restricciones a las arriba apuntadas.

4. La teoría del matrimonio Kirchner como sociedad política.
Esta teoría fue formulada en forma conjunta por Patricia Bullrich y Margarita Stolbizer en la edición del viernes 6 de julio del programa Debates con Mariano Grondona,
Desde esta perspectiva, se sostiene que el matrimonio Kirchner sería tanto una sociedad conyugal como una sociedad política. Como tal, comparte intereses políticos entre los cuales se cuenta la prolongación en el poder la mayor cantidad de tiempo posible. En otros términos y en consonancia con Jorge Luis Borges, cuando escribió que “todas las cosas aspiran a perpeturase en su ser”, la perpetuidad en el poder resultaría constitutiva de un matrimonio que, al margen de su unión conyugal propiamente dicha, constituye una especie de micro-coalición política. De tal modo, y según la expresión utilizada por Mariano Grondona a modo de síntesis, para cada miembro del matrimonio Kirchner el poder representa una especie de bien ganancial, por ende potencialmente usufructuable en igualdad de condiciones.
Quien esto escribe juzga que la presente teoría resulta más verosímil que las anteriores, dado que, como principal diferencia sustantiva, la figura de Cristina Kirchner deja de ser un mero apéndice instrumental en la estrategia de un único protagonista principal encarnado en el Presidente, para pasar a ser una co-protagonista con similar nivel de aspiraciones que el mismo Néstor Kirchner. Esto implica la imposibilidad de homologar movimientos tácticos y estratégicos para cada uno de los dos actores. Más bien se trataría de una estrategia única de la sociedad matrimonial como un todo, en que ambos podrían alternar roles de modo funcional en pos de maximizar el bien conjunto.
Sin embargo, mantengo una reserva sobre este modo de interpretar las cosas: esta teorización, en la medida en que continúa representando un caso límite de explicación basada en la política, supone y a la vez enfatiza una armonía real de intereses en el seno de la pareja matrimonial, en tanto agente político. En contraposición, adelantaré que el cuestionamiento de tal armonía y/o el centramiento sobre los deseos individuales de la Primera Dama, arroja un nivel de comprensión mayor sobre el tema que nos ocupa.


4. La estructura de la explicación psicológica

En psicología, muchos ríos de tinta han corrido en pos de explicar la conducta humana. Sin embargo, en alguna corriente de la psicología académica contemporánea se insiste en que, en última instancia, cualquier teoría explicativa resultará una variación particular de una estructura básica con dos ingredientes esenciales: los deseos y las creencias.
En otros términos, si queremos explicar la conducta real o intencional de una persona debemos comenzar por averiguar qué quiere y qué cree.
Así, para que alguien decida actuar debe creer que aquello que se dispondrá hacer lo conducirá al logro de algo que avizora como valioso o deseable.
Como corolario de lo anterior se desprende entonces que sin deseo no hay conducta intencional. Pero también, que no basta desear algo para moverse. Es necesario creer también que la acción a emprender bastará para avanzar hacia el logro del deseo involucrado. De ahí que resulte importante distinguir entre un deseo y una intención: lo primero puede quedar relegado al plano de la imaginación; en cambio, la intención supone una voluntad orientada a satisfacer el deseo.
Otro corolario de particular interés radica en que las creencia y las intenciones se interdefinen. Así, nadie estará demasiado motivado a actuar en pos de algo que a la vez juzga imposible, del mismo modo en que la creencia de qué deseos presentan alguna probabilidad de ser realizados determina cuáles son los que efectivamente se intentará satisfacer .

5. La tesis enunciada: la verdadera razón detrás de la candidatura de Cristina Kirchner a Presidente es, simplemente, que Cristina Kirchner quiere ser Presidente

Cabe reconocer que es posible que el lector que llegó hasta aquí se sienta algo decepcionado. Hasta me aventuraría a suponer que la primera reacción visceral se exprese en un pensamiento parecido a este: “pero esto, más que una tesis es un verdad de Perogrullo”. Pido algo de paciencia a ese hipotético lector decepcionado no sin antes recordar que, en rigor, una verdad de Perogrullo es una verdad autoevidente, aunque, -en este caso- parecería que ninguno de los análisis políticos se centró en destacarla.
Como en los viejos cuentos policiales donde el detective astuto que intenta descubrir al culpable debe mirar al mayordomo, o como en -el más refinado- La carta robada, de Edgar Allan Poe, donde el sagaz Monsieur Dupin se da cuenta que una carta comprometedora ha sido escondida en el lugar más visible, es decir, donde menos se la esperaría encontrar; si queremos entender el misterio del pingüino a la pingüina debemos, mirar primero dentro del matrimonio Kirchner.

6. La explicación y las implicancias de la tesis: o de cómo el deseo de ser Presidente de Cristina Kirchner es la razón verdadera y las razones políticas inspiradas en análisis políticos son apenas su máscara

Como se señaló arriba, la tesis a demostrar es de una austeridad pasmosa: Cristina Kirchner quiere ser Presidente. Cristina Kirchner cree que es posible ser Presidente. Ergo, Cristina Kirchner se postula como candidata a Presidente.
Pero, un momento (dirá el lector), ¿Y el deseo del propio Presidente como juega en todo esto? Porque, a contramano del refrán popular, querer no siempre equivale a poder, sobre todo cuando hay otros en juego que podrían querer lo mismo.
Para comenzar a responder esa pregunta, avancemos desplegando el espacio de posibilidades de los deseos de Néstor y Cristina Kirchner. Al parecer, por combinatoria simple, existen cuatro casos posibles

1. Ambos, Cristina y Néstor, querían que Cristina fuera la candidata Presidente (esta opción será analizada en el apartado 9)
2. Cristina quería ser la candidata Presidente y Néstor tuvo que conceder (aunque, en el fondo, no hubiera querido) (esta opción será analizada en el apartado 8)
3. Néstor quería que Cristina fuera la candidata Presidente y Cristina concedió sacrificándose por su esposo (aunque, en el fondo, si fuera por ella, no habría querido)
4. Ni Néstor ni Cristina deseaban realmente que ésta fuera candidata a Presidente, pero la necesidad y/o la conveniencia determinaron que debía serlo.

Lo primero que descartaré es la opción 4, dado que resulta claramente incompatible con los hechos arribaantes apuntados respecto a la paradójica funcionalidad antifuncional involucrada en el argumento de la conveniencia.
A continuación cabría descartar la opción 3. En efecto, la imagen de una Cristina Kirchner abnegada, sin ambición de poder y sacrificándose para complacer a su esposo resulta demasiado extraña como para tornarse verosímil.
Quedan entonces las opciones 1 y 2. Convengamos en que decidir cabalmente por alguna de ellas aportando pruebas sólidas parece resultar una tarea imposible y desmesurada. Obviamente, averiguarlo supondría ingresar en los vericuetos de la intimidad de esa sociedad conyugal y política que es el matrimonio Kirchner. Y, tal vez ni así, se devele el misterio, en la medida en que quizás la clave se esconda secretamente en la mente y en el corazón del Presidente, quien a la postre tal vez sea el único que sepa en verdad si realmente quería o no quería a su esposa como candidata a Presidente.
No obstante el hecho de que resulte casi imposible decidir entre las versiones, no debe ocultar lo que ambas tienden en común: el deseo de Cristina Kirchner de ser ella misma candidata, al margen de que tal deseo aparezca o no acompañado por el deseo del Presidente.

7. Especificando la tesis en un mayor nivel de especulación: El deseo de Cristina Kirchner de ser Presidente es la verdadera causa de su postulación y a la hora de decidirse prevaleció sobre la conveniencia política

Comenzaré a adentrarme en los núcleos más conjeturales de la presente tesis. Prevengo, anticipando la lógica objeción, que no trataré de ofrecer razones probatorias para lo que intento sostener. Ya dije antes que es casi imposible tenerlas. Apelo a la justa comprensión del lector del cual espero que tome estas ideas como un conjunto de conjeturas pensadas en voz alta.
Siguiendo las ideas del pensador Edgard de Bono, quien en su afán de caracterizar los diferentes roles del pensamiento propuso la metáfora de los sombreros, me pondré el sombrero rojo, reservado para expresar aquellas intuiciones que no pueden ser apuntaladas por razones efectivas, pero que, con todo, presentan algún aspecto de racionalidad embrionaria.
Entonces y bajo esos términos, cabe decir: la postulación de la candidatura de Cristina Kirchner resultaba y resulta claramente inconveniente para las chances oficialista en octubre. Pero debió hacerse efectiva porque en la lógica decisoria del matrimonio presidencial el deseo personal Cristina prevaleció sobre la conveniencia política del conjunto.

8. Especificando la tesis en el máximo nivel de especulación: El deseo de Cristina Kirchner de ser Presidente es la verdadera causa de su postulación y a la hora de decidirse prevaleció no sólo sobre la conveniencia política, sino sobre el mismo deseo del Presidente Kirchner

Insisto nuevamente en que el lector entienda lo que sigue a continuación como mera expresión de un sombrero rojo ya algo desenfrenado, pero quizás con la virtud de iluminar algún matiz explicativo que torne inteligible toda la trama del misterio del pingüino o la pingüina, incluyendo su inesperado desenlace reciente.
Abordaré entonces a lo que entiendo que podría ser el verdadero núcleo del asunto:
Néstor y Cristina Kirchner, efectivamente, representan tanto una sociedad conyugal como política. En esta sociedad, en algún momento, hubo un pacto. Cristina apoyaría a su esposo, pero habría puesto una condición: un día le correspondería el turno a ella misma. Néstor Kirchner aceptó por dos motivos: primero, porque necesitaba del apoyo de Cristina, y, segundo, porque en el contexto de la lógica de esa sociedad no le quedaba otra opción.
Llegado el momento, Cristina reclamó el cumplimiento del acuerdo. Néstor, quien en verdad no deseaba cumplirlo, opuso la excusa de dilatar la decisión hasta tanto se determinara que efectivamente la concreción del deseo de su esposa resultará viable. A cambio, ofreció instalar el tema para ir tanteando la reacción de la opinión pública.
Cristina esperó dentro del límite de lo razonable. Aceptó también esperar los resultados de los últimos tests electorales, como último paso para hacer efectiva la decisión.
El carácter negativo de tales resultados dio un último argumento a Néstor para insinuar que la conveniencia de ambos debía prevalecer sobre el deseo particular de su esposa, de modo que –finalmente- él debería ser quien se postulara y Cristina la que debía espera hasta 2011.
Pero ante esto Cristina terminó de comprender que su momento era ahora o podía no ser nunca. Probablemente volvió a pensar lo que ya había meditado tantas veces: si su marido fuera reelecto pero tuviera un mal desempeño, ya no habría entonces espacio para su sueño de ser ella misma Presidente.
Quizá en ese momento fuera conciente de que sus chances electorales son objetivamente menores a las de su esposo, pero al mismo tiempo su alta autoestima la convencía de que eso sería finalmente revertido. Entonces se convenció de su exigencia: “debe ser ahora”.
Porque, en definitiva, desde la lógica intencional de Cristina el “más vale pájaro en mano que cien volando” no equivale a que “Néstor sea el candidato porque es quien tiene más chances”, sino a “debo ser ahora yo lo candidata porque, si no lo soy, podría luego quedarme sin ninguna chance”


9. Variando un aspecto central de la tesis a través de bajar los decibeles de la escalada especulativa: El deseo compartido por Néstor y Cristina Kirchner respecto a que Cristina sea la candidata a Presidente es la verdadera causa de su postulación y, a la hora de decidirse, ese deseo prevaleció sobre la conveniencia política
Intentando atenuar los decibeles del desenfrenado sombrero rojo, ensayaré una versión de la tesis quizás más parsimoniosa y con una atribución menos mezquina respecto a los deseos de Néstor Kirchner para con su esposa. La enunciación de la tesis quedaría entonces así:
La sociedad política del matrimonio existe realmente. Pero el deseo de que Cristina sea Presidente es sinceramente compartido por su esposo. En tal sentido, si se me permite un símil futbolístico, la dupla entre Néstor y Cristina Kirchner y sus intentos de alternancia en el poder remedaría mejor una especie de “tomala vos, dámela a mi”, antes que un conflicto larvado de egoísmo y recelos mutuos, como se sugería en la versión anterior.
Desde tal perspectiva, las dilaciones en la decisión y la insistencia con el enigma sólo respondían a que ambos actores evaluaban la viabilidad del proyecto. En otros términos, compartían plenamente la meta de Cristina Presidente, sólo que no estaban del todo convencidos sobre la viabilidad del proyecto y/o sobre el momento oportuno de anunciarlo.
Por eso decidieron instalar la idea de la candidatura y esperar el instante más propicio para tomar y anunciar la decisión. Ese momento nunca llegó, porque lo único que realmente llegó fueran las sucesivas derrotas de Vilcapugio y Ayohuma (tomo prestada la metáfora de Mariano Grondona) representadas por el fatídico domingo de Capital y Tierra del Fuego.
Entonces se hizo la hora del balance final previo a la toma de decisión. Se evaluó el peligro real que acechaba a la candidatura de Cristina. Pero se advirtió también que la causa de Cristina Presidente tenía más probabilidades ahora que después.
Una vez arribado a eso, y como suele suceder en estos casos, se sopesaron –y quizás hasta se forzaron- las razones favorables a la opción Cristina.: “Que, aunque no sea un 50%, sí se podría llegar al 40%”; “que durante la campaña todavía pueden moverse muchas piezas”; “que la derrota de Capital no fue toda en contra del gobierno”; “que, en todo caso, quién está desgastado es el propio Néstor, entonces la postulación de Cristina podría ser percibida como una profundización de lo aspectos más positivos de la gestión de Néstor y, en consecuencia, la supuesta amenaza puede transformase en una real oportunidad”, etc., etc.
Una vez tomada la decisión, ya carecía de sentido postergar su anuncio. Eso lo que explica la premura en hacerlo.

10. Disonancia cognitiva, autonomía funcional de los motivos y racionalización. Estrategia planeada y estrategia emergente

A esta altura ya podemos ir arribando a una síntesis.
Independientemente de lo que realmente haya querido o no el Presidente en relación a la postulación de su esposa como candidata, lo cierto es la consideración de los deseos de la propia Cristina Kirchner parece la explicación más razonable del enigmático caso del pingüino y la pingüina.
El eventual mérito de la tesis desarrollada radica en que permite explicar tanto el hecho mismo de que la decisión final haya recaído sobre Cristina Kirchner y no sobre el Presidente, como las sucesivas dilaciones y el apuro final en comunicar lo decidido.
¿Qué grado de verosimilitud cabe finalmente reservar a la enunciación oficial de que la verdadera razón de la elección de Cristina Kirchner fue la necesidad política de profundizar un cambio, que encontró en ella su mejor exponente?. Se me ocurren dos posibles respuestas, aunque de signo contrario, para este interrogante:
La primera, más bien escueta, es que apenas se trata de excusas. Meras razones ad hoc que se acoplan a los hechos, pero sin terminar de explicarlos por entero.
La segunda, es que se trata de una auténtica razón, sólo que surgió de modo contemporáneo a la decisión, razón por la cual nunca pudo ser su causa. De manera más específica, es altamente probable que tanto el Presidente como su esposa finalmente hayan terminado convenciéndose de que, a fin de cuentas, la decisión tomada no resultaba tan riesgosa como parecía. Quizás el análisis de las razones que supuestamente podrían beneficiar las chances de Cristina, terminaron persuadiendo a la pareja presidencial de que tales beneficios conjeturales podría efectivamente ser reales.
Al respecto resultan ilustrativos tres conceptos formulados en psicología de la motivación:
• Las personas tienden a realizar acciones que resulten coherentes entre sí. Cuando esto no ocurre, las invade un particular sentimiento de desagrado denominado disonancia cognitiva. Ante la vivencia de la disonancia la mente humana se ve llevada a forzar razones para atemperarla. En tal sentido, el deseo de Cristina Presidente habría resultado disonante respecto a la causa final de asegurar el poder kirchnerista. Esto activó la necesidad de encontrar una razón valedera para reducir dicha disonancia. Y la idea de Cristina Kirchner como la expresión de la profundización de un cambio, venía “como anillo al dedo”.
• El psicólogo americano Gordon Allport acuño la expresión “autonomía funcional de los motivos”, pera referir al fenómeno en que una acción que se originó por un determinado motivo, luego de realizarse da emergencia a un motivo distinto (Vg. el adolescente que comienza a fumar para ser aceptado en su grupo, pero luego continúa haciéndolo simplemente por que le agrada). En tal sentido, resulta plausible que la idea de profundizar el cambio a través de la figura de Cristina Presidente resulte un motivo legítimo para quienes así lo expresan, aún con independencia de que se trate más bien de un motivo encontrado y derivado de la decisión, en lugar de uno originario y determinante de la misma.
• Similar idea aparece en psicoanálisis freudiano bajo el concepto de racionalización. Dicho en forma breve, a veces nos resulta imprescindible inventar razones que justifiquen a los verdaderos e inconfesables motivos de nuestros actos.

En síntesis, a veces el análisis político, desde una interpretación post hoc, nos fuerza a maximizar la racionalidad plena de los actores políticos (sobre todo cuando se trata de explicar el éxito o , en todo caso, antes de que se desencadene al fracaso!) Desde esta visión, las decisiones políticas de los hombres políticos poderosos y/o exitosos parecen obedecer a un fino análisis estratégico donde todas las variables encajan en una estructura fríamente calculada. Por supuesto está visión, cuando es tomada literalmente, olvida considerar lo que la historia muestra; esto es: que muchos políticos otrora poderosos han cometido errores garrafales que era difícil visualizar cuando sus acciones todavía se desplegaban en el plácido olimpo de los exitosos.
En todo caso, en atención a lo anterior, tal vez resulte más parsimoniosa la idea alternativa sobre el significado de estrategia que desarrolla el teórico de la organizaciones Henry Mitzberg, cuando argumenta que además de las estrategias planificadas existen las estrategias emergentes, las que simplemente han sido descubiertas sobre la marcha de los acontecimientos, antes que ser pensadas con antelación a éstos. Sin duda, tales estrategias encajan mejor con la necesidad de improvisación permanente propia de la acción política. Y seguramente, su invocación constituye la mejor sínesis para el presente ensayo. Lo digo una vez más:
El sueño presidencial de Cristina Kirchner es la verdadera causa de la decisión de postularla como candidata. Lo demás, son meras racionalizaciones o, por qué no, auténticas estrategias emergentes derivadas de una decisión ya tomada. Que el lector escoja la versión que le resulte más atinada.

11. Síntesis final en clave dialógica simplificada

Acto primero: Río Gallegos, Marzo de 2002. Néstor Kichner conversa con su esposa Cristina
Néstor Kirchner Quiero ser Presidente. ¿Me apoyarás esta vez.?
Cristina Kirchner: Por supuesto, siempre lo he hecho. Ya te apoyé tres veces en Santa Cruz y te apoyaré para que seas Presidente. Pero después será mi turno, no?
Néstor Kirchner Por supuesto, después será tu turno.

Acto segundo: Buenos Aires, Agosto de 2006 - Néstor Kichner conversa con su esposa Cristina
Cristina Kirchner: ¿Cuándo anunciaremos lo mío?
Néstor Kirchner: (dubitativo) Debemos esperar, todavía el panorama no está del todo claro. Veamos cómo evolucionan las cosas. Debemos pisar más sobre seguro.
Cristina Kirchner: Pero al menos podemos ir creando el clima. Podríamos ir anunciando la posibilidad.
Néstor Kirchner (no del todo convencido): Si, lo haré.

Acto tercero: Buenos Aires, junio de 2007. Néstor Kichner conversa con su esposa Cristina
Cristina Kirchner: No es posible seguir esperando. Tenés que anunciarlo.
Cristina Kirchner: Pero entonces, ¿cuándo?
Néstor Kirchner: Pero es que todavía no podemos evaluar. Si perdemos en Capital y en Tierra del Fuego, la cosa se podría complicar.. Falta poco, tal vez las cosas no salgan tan mal. Esperemos hasta el 24.

Escena final; Buenos Aires, 1º Julio de 2007. Néstor Kichner conversa con su esposa Cristina

Crsitina Kirchner: ¿Entonces, lo haremos?
Néstor Kirchner: Es peligroso. Venimos de caída en caída. Correríamos demasiados riesgos.
Cristina: Si, pero si no lo hacemos ahora, tal vez no sea nunca. Debe ser ya . Además, tampoco estoy tan lejos.
Néstor: Tal vez tengás razón, hagásmolo ya

Mientras se retira, Néstor Kirchner piensa que tal vez sea lo mejor, quizás si fuera él sería mucho el desgaste. Quizás su esposa tenga razón, y al final, sea lo mejor para los dos. Tal vez toda salga bien ahora y, entonces, pueda volver en 2011, Y tal vez en 2015, toda siga marchando bien y como su esposa ya habrá cumplido su sueño, entonces él podrá ir más tranquilo por su tercer mandato..
Al fin y al cabo, piensa, quizás hubo un error histórico cuando se pensó que Dios era Peronista. Si aquello de que la única verdad es la realidad, fuera cierto, tal vez la verdad es que ¡Dios es Kirchnerista.!
Cae el telón


Post scriptum. Un guiño al Profesor Mariano Grondona
Si el autor del presente trabajo fuera Mariano Grondona, probablemente se interesaría por averiguar el significado etimológico de la palabra capricho.









Soy Federico González