El término “coopetencia” ha sido definido en la el contexto del management empresarial para referirse a un delicado equilibrio entre competencia y cooperación.
En aquellas situaciones en que se opera la competencia cuando lo sabio resultaría la coopetencia, sobrevive el desastre mutuo de las fuerzas en disputa.
Aplicada al plano político, la anterior distinción dista de resutar lejana. Sólo basta remontarse a la feroz pelea electoral desatada entre los candidatos Filmus y Telerman (maximalmente plasmada en aquel famoso debate televiso) en pos de ocupar el segundo lugar que permitiera el acceso al ballotage. Es sabido que ese episodio resultó contraproducente para ambos actores competidores, en la medida en que favoreció las chances de Mauricio Macri, que se ubicó en un cómodo -pero a la vez efectivo- lugar neutral.
Ahora que los vientos de la contienda electoral del 28 d eoctubre parecen preanunciar la inminencia de un ballotage, sería un grosero error que Lavagna, Carrió y Rodríguez Saá comenzaran a competir ferozmente entre ellos en aras de lograr el preciado segundo lugar. Tal vez podrían ganar la pequeña batalla, pero, seguramente, perderían la guerra y, por ende, sólo contribuirían al triunfo de Cristina Kirchner.
La prudencia y la sabiduría aconsejan entonces una sana coopetencia en aras de de posibilitra una efectiva competencia ante el eventual escenario de ballotage.
Soy Federico González
